El otro día, sobre las 4 de la mañana y ante la total ausencia de sueño, me puse a darle vueltas a cómo he acabado aquí. Es decir, cómo he pasado de usar Mac a usar Windows a desterrarlos para siempre de mi vida (a no ser que haya un caso en el que me vea obligada) y abrazar Debian con todas mis fuerzas. Esto es lo que salió.
Ya lo decían en Cómo conocí a vuestra madre: «Nada bueno pasa después de las dos de la mañana».
SANIDAD PRIVADA – MacOSX
Te vale una pasta así que te sientes con el derecho (y tienes razón) de exigir. Otra cosa es que te den lo que pides.
Todo está muy limpio. El personal médico tene buenos modales, viste de blanco impoluto y te tratan como a alguien que se ha ganado su derecho a estar allí.
En realidad a ese médico le da igual lo que tienes, seguramente no os volváis a ver. Pero es muy amable.
Todo el material de los centros está nuevo y te pueden ofrecer un amplio abanico de nuevas pruebas y diagnóstico que seguramente no necesites para nada.
Mientras sigas pagando todo irá bien.
Si, en una conversación, deslizas el hecho de que tienes seguro privado, inmediatamente sabes las etiquetas que te van a pegar tus interlocutores. Pero a quién le importa, pagas para sentirte así.
Si hay una pandemia deberías saber que estás sol@ en esto.
SANIDAD CONCERTADA – Windows
Parece una buena idea. Es fácil de entender y es un punto intermedio entre tanto debate.
Mucha gente la tiene y supones que eso significa que está bien.
Deberías tener tus enfermedades previstas de antemano, porque sino tendrás que pagar.
La gestión pública te ha dicho que es gratis, pero resulta que no. Prefieres no pensar de dónde sale ese dinero.
Seguramente sea la mejor opción. Además ¿qué más da?
SANIDAD PÚBLICA – Linux
Es gratis, todo el mundo puede usarla. Eso es que no es exclusiva.
No hay máquinas de agua gratuitas en la sala de espera, pero tu médico de cabecera se sabe tu nombre y tu historial médico desde que tenías 0 años.
A veces has tenido malas experiencias con ella. No todo el monte es orgasmo.
La falta de herramientas de última generación la compensa el personal médico que aguantará tus quejas e intentará solucionar ese problema tuyo que crees que te va a matar en los próximos 15 minutos. A posteriori se sabrá que eran gases.
Cuando todo falla resulta que es lo único que puede salvarte.